Que la gestión privada de la sanidad es más eficiente que la pública es todo un debate social que deja muchos interrogantes en el aire. Hoy tenemos el gusto de hablar con Patricia Girón, una de nuestras profesoras en la Escuela de Sanidad, con amplia experiencia en sanidad pública y privada, y con más de 10 años como docente en cursos de FP, ocupacionales, talleres de empleo y certificados de profesionalidad.

-¿Crees que la sanidad española está a salvo?

En conjunto, se puede decir que ha permitido una mejora progresiva de la calidad de vida a los ciudadanos y sitúa a España entre los países con mayor esperanza de vida. Su calidad, equidad y eficiencia están entre los mejores del mundo. Tenemos un sistema de salud con gestión diversa del servicio público y un buen sector privado.

El Sistema Nacional de Salud de España es fruto del trabajo de varias generaciones de españolas/es. De esta forma ha sido y sigue siendo uno de los pilares fundamentales del Estado de Bienestar gracias a sus características. Caracyerísticas de financiación pública y gratuidad en el acceso, unido a la calidad de sus prestaciones y a la preparación y calidad de las intervenciones de sus equipos multidisciplinares.

Ahora más que nunca es necesario que los logros alcanzados sean sostenibles. Algunas de las fórmulas para rediseñar nuestras instituciones sanitarias actuales, pensadas para atender a pacientes con procesos agudos, sería progresivamente ir dando pasos hacia una gestión por procesos.

-La tendencia a privatizar el ámbito sanitario ha creado una serie de incógnitas a nivel social, ¿cómo crees que afecta al ciudadano esta nueva realidad?

La necesidad de racionalización de los recursos en Sanidad, constituye una cuestión que se ha convertido en uno de los tópicos del debate de políticos, gestores e incluso presente en el debate social. Asistimos a distintas iniciativas en materia de colaboración público-privada en la gestión de la asistencia sanitaria porque el Sistema Nacional de Salud responde a un modelo que admite una amplia variedad de formas de gestión. El debate sobre con qué fórmula, pública o privada, se gestionan mejor los recursos sanitarios es un aspecto periférico a lo sustancial, que es que se preste un servicio público de calidad a la altura de las expectativas de sus titulares, los ciudadanos. Ese concepto de colaboración público-privada no debe de dejar de ser una herramienta para mantener la mejor protección de la salud de los individuos y las comunidades.

No podemos negar que la sanidad privada está siendo utilizada por millones de personas en España y tiene protagonismo dentro de las cifras del gasto sanitario total. Supone la alternativa al sistema público de sanidad pero también está contemplada de forma específica en la prestación de determinados servicios auxiliares o sanitarios para la administración pública (mediante conciertos).

-En tu opinión, ¿cuál es el nivel formativo que hay en el sector sanitario nuestro país?

Los profesionales sanitarios formados en nuestro país son especialmente valorados por su cualificación y capacitación, dentro y fuera de nuestras fronteras. Dicha tendencia se ve incrementada en los últimos años debido a las dificultades económicas por las que atraviesa nuestro país, dando lugar a un creciente éxodo de profesionales para el desempeño de un trabajo para el que están altamente cualificados.

Se puede concluir que el nivel de formación, docencia e investigación biomédica de los profesionales sanitarios es alto y competitivo.

-Centrándonos en tu faceta como profesora en Grupo Aranda Formación, ¿qué tiene el mundo de la docencia que te tiene enganchada?

Partimos de la necesidad de plantear ideas y alternativas viables en un periodo que precisa una respuesta sistemática a una crisis en la cual el desempleo determina una de las formas más dramáticas de manifestarse. Desde la labor docente significa tratar de articular transformación personal y social. No nos podemos quedar satisfechos con una simple labor de reproducción automática y reduccionista del conocimiento.

Desde ahí, me parece crucial tomarlo como un reto constante y el papel que hemos de desempeñar los docentes de formación profesional/ocupacional, y su fuerte vínculo con la creación y facilitación de situaciones y de recursos para que la incorporación al mundo laboral y social de los adultos que atendemos sea una realidad.

Entiendo mi labor en un escenario siempre enriquecedoramente heterogéneo y desde la ilusión de abordar intervenciones de actuación desde parámetros diferentes. El amplio espectro de intervenciones socioeducativas en la que nos movemos los profesionales de este campo, no tiene relación únicamente con la función docente con que tiende a identificarse, sino que también aprendemos a reutilizar nuestra propia biografía vital y profesional, como testimonios directos.

Conviene tener presente un modelo teórico del que partir y no perderlo de vista para guiar la práctica educativa aunque a priori cuente con el gran motor de la motivación y la ilusión. Mi enfoque es el constructivista, que considera a la persona como protagonista de su propio proceso de aprendizaje. Desde ahí, acompañar a la persona, valorar y descubrir transversalmente cuáles son sus conocimientos, intereses y motivaciones se convierte en un camino apasionante. No basta con saber transmitir por qué lograr las competencias profesionales que el mundo del trabajo les va exigir o que dominen los contenidos que se les plantea como importantes; debemos esforzarnos en conocerles y motivarles.

-¿Hasta qué punto es importante realizar prácticas después de las clases teóricas para salir preparado al mercado laboral?

Es decisivo. Contempla la materialización de los conocimientos adquiridos, a través de una experiencia en un entorno real de trabajo. Se trata de que la persona en la etapa final de su formación logre desarrollar unas determinadas capacidades, que en conjunto permitan llevar a cabo unas realizaciones profesionales ligadas a un desempeño y a un perfil profesional concreto. El alumnado tiene un rol activo en el proceso previo asimilando conceptos y actitudes que serán esenciales en la especialización procedimental que desarrolla en este momento. Así mismo, servirá como herramienta para desterrar las inseguridades generadas en relación a sus capacidades y aptitudes en un entorno real pero también inicialmente desconocido para ellos.

Desde un punto de vista general, ¿qué salidas profesionales tiene formarse en el ámbito sanitario?

Estamos ante un amplio campo de ocupaciones socialmente útiles y por tanto valiosas. Encontramos profesionales tan necesarios como los que pertenecen al ámbito hospitalario, al sector farmacéutico, a la atención sociosanitaria a personas dependientes y a la diversidad funcional, al amplio mundo de la odontología y sus disciplinas, y otros muchos perfiles que nos permiten poner el acento en la variabilidad y las oportunidades de la inserción laboral.

-A modo de despedida, ¿qué consejo le darías a esas personas que dudan sobre si dedicarse al mundo sanitario?

Les animo a que tomen la iniciativa, que no lo duden. Por un lado, la formación en el sector sociosanitario puede ser un elemento de inserción social y profesional y, por otro, el desempeño de estas ocupaciones es altamente enriquecedor gracias a la relación de ayuda que se establece en el ámbito sanitario y que en otros sectores no resulta posible.