Poder dedicarte a lo que realmente te apasiona es sin duda, un gran premio. Y si además tienes una profesión que combina dos de tus pasiones mucho mejor. Una de esas personas afortunadas es Cristina Fernández, profesora de la Escuela de Sanidad, diplomada en Fisioterapia por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, fisioterapeuta manual osteopatía, técnico superior en Actividades Físicas y Deportivas y con una dilatada experiencia laboral tanto en la atención a pacientes con todo tipo de dolencias como en el ámbito preventivo. Hoy hablamos con ella para saber un poquito más sobre su experiencia laboral.

Fisioterapia, ¿vocación o casualidad?

Vocación absolutamente, tenía 13 años la primera vez que dije que quería ser fisioterapeuta, recuerdo que en el instituto me preguntaban si tenía a alguien en mi entorno dedicado a ello, como si con 13 años tenerlo tan claro resultara extraño. Pero no, no había nadie a mí alrededor dedicado al mundo de la fisioterapia, era una inquietud mía, siempre pensé que mi profesión devolvía la funcionalidad a las personas y contribuía a mejorar su día a día, y por lo tanto, hacer de sus vidas algo más fácil.

Tienes una amplia experiencia laboral tanto en la atención a pacientes con todo tipo de dolencias como en el ámbito preventivo, ¿qué es lo que más te gusta de este trabajo?

Las personas. Para mí, tratar con mis pacientes es toda una experiencia, después de muchos años de profesión, he aprendido mucho de ellos, de sus vidas y de sus patologías o dolencias, que muchas veces no son más que el reflejo funcional de algo mucho más hondo, más humanitario, por eso, no entendería una profesión como la mía sin vocación.

Y por supuesto, es muy gratificante solucionar o aliviar su problema, esa sensación, es el motor que mueve la inquietud de adquirir cada vez más conocimientos para poder abordar cada caso.

Desde tu faceta de formadora, ¿qué te aportan los alumnos, qué te hace feliz?

La formación es un regalo, siempre hay un feedback, y casi siempre es positivo, ellos me aportan cada día sus ganas de aprender. El simple hecho de expresarme delante de ellos y tener la oportunidad de compartir mis conocimientos y valores, ya me hace feliz… El clima que se crea es muy auténtico, es un intercambio de experiencias y aprendizajes muy enriquecedores. Yo les trato de aportar a ellos y ellos sin duda me aportan a mí, tengo la gran suerte de dedicarme a algo que me apasiona.

¿Qué intentas inculcar a los estudiantes en cada una de tus clases?

Pienso que la formación forma parte de nuestra educación, en la cual coexisten los estudios profesionales que hemos escogido, con un importante intercambio de valores culturales y sociales, desde el más puramente aspecto lúdico, a otros como la convivencia, burocracia y sobretodo justicia, igualdad y solidaridad, como principios básicos de la educación, sea del tipo de profesión que sea.

Así, trato de “enseñarles a aprender”, a que adquieran conocimientos técnicos y teóricos, valores, a que tengan inquietudes y motivaciones, porque a pesar de que en los tiempos actuales el panorama no es muy alentador, mis alumnos son los hombres y mujeres del futuro, y por lo tanto las personas que nos dedicamos a la formación, tenemos una responsabilidad sobre ellos.

¿Qué es lo que más les sorprende de todo lo que ven en tus clases?

Creo que esta pregunta la tendrían que responder mis alumnos, pero quizás sea el grado de implicación que ven en la impartición de las clases, utilizando todos los recursos que están a mi alcance, el cómo intento hacer más dinámicos los contenidos para hacérselo más fácil, cuando por ejemplo tienen que aprender términos muy técnicos con los que no están familiarizados, o tienen que comprender una patología o un procedimiento técnico.

Pienso que también sorprende la cercanía que mantengo con ellos, facilitando así la comunicación entre todos, y por lo tanto un mayor aprendizaje.

El sector de la sanidad es muy amplio, ¿cuál es la rama con más salidas profesionales?

Según los datos más recientes del Ministerio de Educación, las áreas sanitarias en general son las de mayor salida profesional.

Realmente el abanico es muy amplio, pero sí parece evidente que hay algunas ramas con más oportunidades profesionales, como son los técnicos en cuidados auxiliares de enfermería, emergencias sanitarias, técnicos en farmacia y parafarmacia, dietética, higiene bucodental o la rama de la odontología.

También a partir de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, existe otra rama de formación con salida profesional donde coexisten servicios sociales y servicios de salud, como es la atención a personas en situación de dependencia, para proporcionar una intervención sanitaria y social adecuada en instituciones o en domicilio.

A modo de despedida, ¿les podrías dar un consejo a todos aquellos que quieren formarse en el ámbito sanitario?

Les diría que lo primero es que eligieran aquello que quieren estudiar preguntándose desde dentro, a sí mismos. Todos tenemos una “vocecita” que nos ayuda a escoger aquellas cosas que de verdad queremos, que tuvieran en cuenta que aparte de adquirir unos conocimientos, tienen que tener vocación, especialmente en las profesiones de ámbito sanitario, así como una implicación personal e inquietud suficiente para desarrollar la sensibilidad y empatía tan necesarias para trabajar con personas.

También les diría que a veces existe un conflicto de intereses entre la vocación y las salidas profesionales, pero que cuando tengan el objetivo claro, y escuchen esa “vocecita”, nunca abandonen, el camino a veces es arduo, pero no está exento de cosas maravillosas, creo que trabajar en el ámbito sanitario es una experiencia incomparable.

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